Hay un hilo que une a todas las personas desde el principio de la vida. Ese hilo está sostenido por LAS MADRES. Quienes en su acto de maternar necesitan la mayor de las atenciones.
La maternidad es una oportunidad de transformación a favor de la vida y por eso requiere ser cuidada, reconocida, reivindicada y honrada.
«Cuidar a las madres» es un concepto poco integrado en nuestro sistema, en nuestra sociedad, en nuestro día a día, en nuestros hábitos y en nuestras creencias. Sin embargo, su significado se extiende hasta el cuidado de los niños y del mundo.
La maternidad es un faro de esperanza y debe tener presencia, lugar, espacio y dedicación en lo externo y en lo interno.
En lo externo: necesitamos leyes a favor de las madres, corresponsabilidad, espacios públicos donde se cuide a las madres y a los bebés y una sociedad que no nos juzgue y presione por volver hacer la de antes.
En lo interno: aceptarnos, sentirnos, experimentar el poder que tenemos, adueñarnos de nuestro proceso, cultivar pasiones, hacer lo que nos da paz y tener espacios de auto-cuidado. Porque la salud mental de las madres es de vital importancia para nosotras y para nuestro entorno.
Las madres tenemos un compromiso inquebrantable con la vida que merece ser reconocido, respetado y apoyado en todas sus etapas. Con sus nuevos ritmos y sus nuevas necesidades.
No es capricho y no es egoísmo. Es salud y bienestar para ti, para tus hijos y para el mundo.
¡Cuidar a las madres es cuidar la vida misma!